EDITORIAL
El 8 de enero de
1969, coincidiendo con el décimo aniversario de su entrada en La Habana,
Fidel inauguraba el Instituto de Física Nuclear de la Academia de Ciencias
de Cuba como expresión de que el Programa del Moncada seguía en
marcha.
Las aplicaciones
de las técnicas nucleares en nuestro país se remontan a la década
del 40 cuando se creó la Comisión Nacional de Aplicaciones de
la Energía Atómica a usos Civiles. Si bien la creación
de la Comisión fue un momento importante, las aplicaciones introducidas
en esos años se desarrollaron fundamentalmente debido a acciones individuales
de algunos científicos, por lo que los resultados en el territorio nacional
no fueron significativos y sólo después del triunfo de la Revolución
se dan los verdaderos pasos para la asimilación de las ciencias y tecnologías
nucleares.
Los antecedentes
de este desarrollo posterior fueron expresados por Fidel en 1953 cuando en su
histórico alegato La Historia me absolverá planteó: «
las
posibilidades de llevar corriente eléctrica hasta el último rincón
de la Isla son hoy mayores que nunca, por cuanto es ya una realidad la aplicación
de la energía nuclear a esa rama de la industria, lo cual abaratará
enormemente su costo de producción».
Pero antes tenía
que triunfar una Revolución cuya principal tarea era comenzar a cambiar
el panorama de la Isla hasta ese momento e ir creando las bases para un desarrollo
futuro, lo cual era imposible sin contar con una infraestructura científico-técnica
adecuada. La expresión más clara de este objetivo fue expresado
por Fidel cuando decía en 1963: «La revolución social se
hizo precisamente para hacer la otra revolución: la revolución
técnica».
Entre las instituciones
fundadas en esta etapa estaba el Instituto de Física Nuclear, de la Academia
de Ciencias de Cuba, devenido posteriormente Instituto Nacional de Investigaciones
Nucleares (ININ).
En 1974 se creó
la Comisión Nacional para el Uso Pacífico de la Energía
Atómica y en 1976, en el marco de un importante convenio intergubernamental
suscrito con la URSS se incluía la construcción de la primera
central electronuclear (CEN).
A principios de
los 80 se reestructuró la actividad nuclear, constituyéndose la
Comisión de Energía Atómica de Cuba, que coordinó
los esfuerzos nacionales en esa actividad. Con ella se instituye la Secretaría
Ejecutiva de Asuntos Nucleares (SEAN), brazo ejecutivo de la Comisión.
En 1994, con el
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente, surgía la Agencia
de Energía Nuclear formada por varios centros de la antigua SEAN. El
programa nuclear cubano surgido en esa etapa tenía tres pilares fundamentales:
la nucleoenergética o producción de electricidad de fuente nuclear,
la introducción de las técnicas nucleares en diversos sectores
de la economía y la creación del sistema de protección
radiológica y seguridad nuclear.
Aunque en los 90
la opción nucleoenergética debió ser abandonada y la construcción
de la central electronuclear de Juraguá, se paralizó definitivamente
por razones financieras, el programa cubano
no se detuvo, sino que se reorientó y comenzó a potenciar aún
más las aplicaciones nucleares y la seguridad y protección radiológicas
con resultados muy positivos.
Por otra parte,
el saldo cultural de una empresa como la construcción de una planta nuclear
puso de manifiesto el grado de preparación y experiencia alcanzados por
los recursos humanos que se formaron para sustentar ese empeño. De ahí
el papel que han estado desempeñando, en distintos sectores de la ciencia
y la economía, los especialistas y directivos que se prepararon para
encarar el programa energético nuclear.
En nuestro país
existen hoy más de 160 instituciones de diferentes Organismos de la Administración
Central del Estado que se benefician de la aplicación de las técnicas
nucleares. Las principales aplicaciones se encuentran en la medicina, la hidrología,
la agricultura, la ganadería, la industria azucarera y minero-metalúrgica,
en la prospección geológica de minerales y petróleo.
El programa nuclear cubano en la actualidad ha alcanzado un elevado grado de
madurez y cuenta con personal de alta calificación, experiencia y compromiso
con la Revolución, capaz de enfrentar los nuevos retos de esta tecnología.
Nucleus, surgida
bajo el influjo de aquel programa que nació hace 40 años en el
Instituto de Física Nuclear, es hoy heredera y continuadora de aquellos
esfuerzos y es también, sin dudas, la memoria impresa de la historia
más cercana.
Como reflejo de su compromiso y responsabilidad con ese legado histórico, nuestra revista saluda las cuatro décadas de la institución raíz del programa nuclear cubano e invita a sus lectores a echar una mirada, desde sus páginas, a la ciencia y la tecnología nucleares que se hacen hoy en Cuba.